Los residuos costeros están presentes en todas las costas del mundo, y su impacto ambiental resulta más que evidente no sólo por el impacto sobre la biodiversidad sino también por su efecto sobre las economías locales y en la salud humana. La composición química de ciertos residuos como el monofilamento usado en aparejos de pesca hace que estos puedan permanecer en los ambientes marinos por más de 600 años hasta degradarse por completo. En lo que respecta a la pesca recreacional y artesanal, estudios preliminares indican que estos residuos están compuestos por aparejos de pesca o partes de estos, bolsas y contenedores plásticos, todos elementos altamente resistentes a los procesos de biodegradación. La fauna marina, en particular las aves, pueden enredarse o ingerir anzuelos provenientes de aparejos, resultando en lesiones graves o muertes para ejemplares de especies, algunas de las cuales se encuentran amenazadas con la extinción. No menos importante, los residuos costeros afectan la estética de los sitios de turismo y recreación, y pueden tener riesgos de lesiones y sanitarios para los mismos pescadores y otros usuarios del ambiente costero.
La Universidad Nacional de Mar del Plata y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) recientemente firmaron un proyecto de colaboración enmarcado en un programa para favorecer el desarrollo de pesquerías administradas dentro de un enfoque ecosistémico. En particular, este proyecto se titula ‘Asistencia para la promoción de mejores prácticas pesqueras y la disposición responsable de residuos originados por la pesca recreacional y artesanal en las localidades de Mar del Plata y Mar Chiquita’ y es llevado adelante por investigadores del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras, organismo de doble dependencia entre la UNMDP y el CONICET. La iniciativa también está enmarcada en la agenda del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación y cuenta con el aval de los municipios del Partido de General Pueyrredón y el Partido de Mar Chiquita.
El proyecto tiene como objetivo final mejorar la gestión de residuos originados por la actividad pesquera recreacional y artesanal costera. En esta fase, las investigaciones buscan caracterizar los residuos originados por la actividad, entender las interacciones entre los pescadores y la fauna marina (con foco en aves marinas), y promover la disposición responsable de residuos derivados de dicha actividad. Este conocimiento permitirá la generación de asesoramiento para que los administradores de la franja costera desarrollen e implementen estrategias que favorezcan una actividad amigable con el ambiente marino-costero.
Los trabajos de campo incluyen observaciones de comportamiento de la fauna marina, entrevistas con los pescadores costeros, y la instalación de cestos especiales para que los pescadores en la desembocadura de Mar Chiquita y la escollera Norte puedan disponer sus residuos. Los cestos instalados están diseñados para que los residuos (monofilamentos, anzuelos, bolsas con restos de carnadas y otros elementos que usan para pescar) queden entrampados y no vuelvan al ambiente. El equipo de trabajo está conformado por investigadores del Grupo Vertebrados (Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras), los Dres. Germán García, Juan Pablo Seco Pon, Marco Favero y becarios del CONICET, la Lic. Ariadna Gorostegui Valenti, el Lic. Francisco Zumpano y el Lic. Maximiliano Hernandez.