Vuelve, vuelve, primavera

En esta nota, la Lic. en Astronomía Paula Álvarez nos cuenta cómo se producen las estaciones, qué son los equinoccios y por qué en 2021 la primavera no empieza el 21 de septiembre.

Muy probablemente durante el día 21/09 de cada año que recuerdes, recibiste saludos y mensajes, imágenes y gifs, repletos de flores y colores, llamándote a celebrar el inicio de la primavera. Pero, como suele pasar con muchas cosas, aquello que está socialmente aceptado como válido, certero o verdadero, no siempre se corresponde con lo que la ciencia tiene para decir al respecto. Y entre estas polémicas está el tema de los cambios de estaciones.

Hoy nos toca hablar del inicio de la primavera, también conocido como “equinoccio de primavera”; que, vale agregar, se celebra en simultáneo con el hemisferio norte, sólo que en el otro lado del Ecuador, lo llaman “equinoccio de otoño”. Para poder contar de qué se trata esto de los equinoccios, primero deberíamos hacer un repaso sobre qué son y cómo se producen las estaciones. 

Se llama estaciones a cada cada uno de los cuatro períodos de tiempo en los que se divide el año (verano, otoño, invierno y primavera),​ que tienen una duración de aproximadamente tres meses, y que se caracterizan por cambios típicos en el comportamiento de distintas variable meteorológicas, como la temperatura, las lluvias, etc. Se repiten cíclicamente, año a año, y se dan de forma invertida entre hemisferios: cuando en el sur es primavera en el norte es otoño (y viceversa), y cuando en el norte es verano en el sur es invierno (y viceversa otra vez).

Mucha gente asocia las estaciones a la forma elíptica de la órbita de la Tierra en torno al Sol, y al hecho de que debido al movimiento de traslación, nuestro planeta se aleja y acerca del Sol, ubicado en uno de los focos de esa elipse. En esta imagen, por ejemplo, vemos que el punto de máximo acercamiento (distancia mínima) aparece asociado a la fecha 21 de Diciembre, fecha que en esta mitad del mundo asociamos al verano. 

Ahora bien, si miramos un poquito en detalle, y recordamos eso que dijimos antes sobre cómo las estaciones se producen de manera simultánea y opuesta entre hemisferios, deberíamos encontrar algo que “nos haga ruido”: ¿Cómo puede ser que estando en el punto máximo de acercamiento al Sol durante diciembre, en todas las películas de Navidad de Hollywood hay nieve? Y es ahí donde se rompe este modelo, y necesitamos encontrar uno mejor, uno que se ajuste a las observaciones que podemos hacer. Es decir, un modelo que permita explicar por qué las estaciones se dan en forma simultánea y opuesta.

La explicación más acertada que nos da la Astronomía es que las estaciones se producen por la inclinación del eje terrestre en relación al plano de la órbita de la Tierra en torno al Sol. Esta inclinación hace que cambie la cantidad de radiación (en palabras cotidianas “la cantidad de calorcito”), que llega a la superficie según cada hemisferio se encuentre más o menos “inclinado” hacia el Sol. En el invierno es mínima, en el verano es máxima y en el otoño y la primavera es igual en ambos hemisferios.

(Fuente: Yearofthedragon at Spanish Wikipedia)
(Fuente: https://www.meteorologiaenred.com/equinoccio-de-primavera.html)

Durante los cambios de estación, el movimiento diurno del Sol no sólo es particular, sino que además varía según la latitud. Cuando hablamos de “movimiento diurno” hacemos referencia a la trayectoria que sigue en el cielo el Sol, por arriba del horizonte, y que depende de la latitud de quien lo observa.

Desde el ecuador -latitud 0º-, el Sol sigue en el cielo una trayectoria vertical, desde que nace por el Este hasta que se pone por el oeste, alcanzando al mediodía el cenit (el punto más alto en el cielo). En la figura anterior esta situación está graficada con la línea amarilla. En cambio, si nos paráramos en los polos, norte o el sur, veríamos que el Sol no se levanta sobre el horizonte, sino que describe un círculo rasante. Es decir, ni amanece, ni culmina ni se pone. En el gráfico esta situación corresponde a la línea celeste. En las latitudes medias (como la nuestra) se verá al Sol salir por el este y ponerse por el oeste, pero su culminación será distinta según estemos en el hemisferio norte o en el hemisferio sur (trayectorias naranja). Fuente: Francisco Javier Blanco González PAÍS: España (Kingdom of Spain), Wikipedia)

En los equinoccios el Sol sale exactamente por el este y se pone exactamente por el oeste, cosa que no pasa el resto de los días del año, porque el sol va cambiando el punto cardinal por el que sale, moviéndose hacia el norte hasta llegar a un punto máximo que corresponde a un solsticio, y luego hacia el sur hasta llegar al máximo de alejamiento respecto al este y que corresponde al otro solsticio.

Para esta altura, quizás buena parte de quienes estén leyendo esto se pregunten ¿y al final por qué el día de la primavera no fue ayer? Esto tiene que ver con dos fenómenos: en primer lugar tenemos que tener en cuenta que el año astronómico (el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta completa alrededor del Sol) no coincide con el año civil (el que corresponde al calendario). Esa diferencia es de aproximadamente un cuarto de día por año, y por eso cada cuatro años agregamos un día (años bisiestos), y hace que todos los años lleguemos a distinta hora, distinto día, al punto de la órbita en el que ocurren los equinoccios y los solsticios.

De esos puntos de la órbita los que corresponden a los equinoccios tienen sus propios “nombres artísticos”: el Punto de Libra y el Punto de Aries. Para entender qué representan estos puntos, recordemos que el movimiento del Sol en el cielo es, en definitiva, un “reflejo” del movimiento de la Tierra en torno a su eje, y define una trayectoria  que en Astronomía se la conoce como “eclíptica”. Los equinoccios, entonces, corresponden a los dos puntos en los que la eclíptica (que, insisto, es una trayectoria aparente), se cruzan con el Ecuador Celeste (que es la proyección del Ecuador Terrestre sobre la Esfera Celeste).

En esta imagen el polo “elevado” es el Polo Norte, por lo que las indicaciones de las estaciones corresponden al hemisferio norte. (Fuente: Autor desconocido. Wikipedia)

Dijimos antes que las estaciones dependían del eje de rotación terrestre, que tiene cierta inclinación respecto al plano de la órbita. Además de estar inclinado, el eje tiene un movimiento de precesión alrededor del polo de la eclíptica, trazando un cono y recorriendo una circunferencia completa cada 25776 años.

Representación de la dirección a la que apunta el Polo Norte terrestre en distintas épocas debido al cambio por precesión (De Divad – Trabajo propio, Dominio público, Wikipedia)

Dado que los polos terrestres se “bambolean”, los puntos de la órbita en los que los polos están a la misma distancia del Sol (equinoccios) también se desplazan, es decir, los equinoccios no se producen siempre en el mismo punto de la órbita, sino que éste se desplaza, en sentido contrario al movimiento de traslación terrestre, unos 50.29 segundos de arco por año, lo que corresponde a unos 36.300 kilómetros en la órbita terrestre.

Este año, el paso por el Punto de Libra (equinoccio de primavera en el hemisferio sur) se va a dar hoy, miércoles 22 de septiembre a las 16:20 (horario de Argentina). Así que si van a salir a comprar flores, esperen a que llegue la hora para poder decir ¡FELIZ PRIMAVERA!